En el anterior post sobre Generación X, la novela de Douglas Coupland, decía que uno de los rasgos de este grupo generacional que el autor describe es haber descubierto, con cierto desencanto, que el consumismo no se convierte en satisfacción ni en felicidad. Del mismo modo, los empleos relacionados pues con la publicidad y el marketing pierden ese halo de prestigio que habían tenido hasta poco antes.
En este contexto, me hizo gracia esta definición que hace el personaje principal:
El marketing consiste esencialmente en conseguir que te vuelvas a comer la mierda con tal rapidez que llegues a pensar que todavía comes comida de verdad. No es creativo, de hecho, sino que se trata de un robo, y a nadie le hace sentirse bien el robar.